viernes, 18 de febrero de 2011

Juan de Dios, y de España. Un Dávila


Juan de Dios Dávila Garijo tiene cara de niño grande. Su aspecto risueño y campechano no permite atisbar tras de sí una vida difícil y marcada por un trágico golpe. Tampoco imagina uno escondida detrás de esa sonrisa sincera y tranquila el heroísmo que corre por sus venas, herencia indudable del heroísmo que corrió por las venas de los suyos.


El 21 de junio de 1993, su hermano, el Teniente Coronel del Ejército de Tierra, Fidel Dávila Garijo, fue asesinado en un devastador atentado junto a otros cinco compañeros y el conductor. A las 8:16 un criminal etarra activó una potente bomba al paso de la furgoneta militar que transportaba a Fidel y a los tros cinco militares. La Glorieta López de Hoyos, esquina con la calle Joaquín Costa, se convirtió en un infierno de humo y llamas en el que otros cuarenta ciudadanos resultaron heridos, algunos de ellos de gravedad. Juan de Dios contaba con 24 años cuando perdió a su hermano de 46, alto mando del ejército, al que a buen seguro admiraba.


Como admiraba a su padre y a su abuelo, ambos militares, al igual que varios de sus tíos. Su padre D. Fidel Dávila Jalón llego a General de Brigada honorífico, y luchó en la División Azul, sobreviviendo y regresando junto a otros siete hombres de una compañía arrasada y diezmada en la que había más de doscientos miembros. Su abuelo D. Fidel Dávila Arrondo, veterano de las guerras de Cuba y Marruecos, se retiró en 1931 cuando iba a ser ascendido por el Gobierno de la Segunda República, para no tener que jurar lealtad a la misma, y regresó en 1936 llegando a ser Jefe del Ejército del Norte durante la Guerra Civil, y finalmente Capitán General del Ejército a título póstumo.


La ascendencia militar le viene a Juan de Dios por todas partes, y de lejos. No hay seguido esa senda, pero le han quedado grabados a fuego en su carácter y en sus sentimientos, el amor a España, la rectitud y la honradez. Ya decía el gran Calderón de la Barca que «la milicia no es más que una religión de hombres honrados».


Supongo que no imaginaba el General Dávila cuando se le otorgó la Medalla de sufrimientos por la Patria, que aun habría de sufrir más, y que su hijo Fidel acabaría siendo víctima mortal del terror separatista. Ni imaginaba, por supuesto, que después de fallecer el mismo en 2002, otro hijo suyo, esta vez Juan de Dios, acabaría enrolándose en otra suerte de milicia siendo elegido nada más y nada menos que concejal del PP en la difícil plaza de Hernani entre 2003 y 2007.


Cuando conocí a Juan de Dios me pareció un personaje de otro mundo. Andaba a caballo entre su casa de Madrid, su trabajo en Noruega y su concejalía en Hernani. No sé qué pensaría él de mis andanzas pero a mí las suyas me resultaban casi novelescas. Un día le salí al camino en Álava, cuando se dirigía a Guipúzcoa, y de las alforjas se sacó un regalo que conservo con cariño: la España inteligible, del maestro Julián Marías.


La preocupación por España, y la militancia patriótica, nos ha vuelto a unir después, y —curiosamente—, ambos hemos fundado y presidimos dos fundaciones hermanas por sus objetivos; la Fundación Unidad y Diversidad él, y la Fundación pra la Defensa de la Nación Española yo. Ciertamente merece una reflexión el hecho de que aquellos que hemos sufrido de una manera o de otra el acoso o el zarpazo del terrorismo separatista nos hayamos comprometido y conjurado en defensa de España de una manera tan significada y activa. Sin duda, los terroristas nos han ayudado a discernir lo esencial de lo importante.


El otro día tuve el honor de poder compartir escenario ante miles de personas junto a Juan de Dios y otras víctimas de ETA tras una impresionante manifestación contra la claudicación de España. Y tras escucharle no he podido resistirme a escribir estas líneas en homenaje a este gran patriota y mejor persona que lleva el nombre de Juan de Dios y al que yo me atrevo a rebautizar: Juan de Dios, —y de España—, y Jua sin miedo. Un Dávila. Un español.


Publicado en Alba el 18 de Febrero de 2011

3 comentarios:

  1. Todo un personaje Juan de Dios. Resultan éticamente edificantes sus antecedentes familiares, como también sus palabras en la última manifestación contra la negociación del gobierno con los terroristas de ETA. Tal vez si personajes como él o R. Otaola tuvieran dentro de su partido la proyección y el reconocimiento debido, aunque ellos no lo busquen, serviría para la multiplicación exponencial de su ejemplo. Por desgracia, el triunfo político en España se basa en el servilismo a los líderes y no en la capacidad individual y la fidelidad a unos principios. Así nos va...

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  2. "Gracias a los políticos que hoy están aquí presentes, porque ellos muestran que están para servir y no para ser servidos" Juan de Dios Davila (el 5 a las 5)
    A tener en cuenta a la hora de hacer las listas

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  3. Sabía quien había sido el famoso general de la Guerra Civil Fidel Dávila pero desconocía que un nieto suyo hubiera sido asesinado por ETA. Admirable familia, sin duda alguna

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