viernes, 25 de marzo de 2011

Pedro Insua, picando en Flandes


Si conozco a alguien cuyo pensamiento sea políticamente incorrecto ése es Pedro Insua. Y a lo suyo sí se le puede llamar pensamiento, porque, a pesar de ser un treintañero, es una de las personas más leídas, y más formadas, —que no es lo mismo—, que he tenido la suerte de encontrarme. Este joven gallego es uno de los principales miembros de lo que podríamos llamar escuela del filósofo Gustavo Bueno. Es más, yo diría que Pedro Insua Rodríguez es el más aventajado discípulo del conocido filósofo. No es solo un voraz lector de las buenas cosas que merecen ser leídas, sino que es un pensador de acción. Y yo he tenido la fortuna de verle en acción en más de una ocasión.

En el año 2005 puso en un serio aprieto a Fernando Savater, en un conocido episodio del que pocos saben que este joven profesor de un instituto madrileño fue protagonista destacado y cooperador necesario. Con motivo de un acto de la Fundación para la Libertad contra el Estatuto de Cataluña, en el que intervenían entre otros Arcadi Espada y Fernando Savater, y tras oír las argumentaciones contrarias al mismo sustentadas en las palabras fetiche, libertad, democracia y Estado de Derecho, Pedro Insua levantó la mano apresuradamente y fue el primer integrante del público en intervenir, espetando a los oradores lo que sigue: «Bien, está claro que ustedes defienden la democracia, la libertad, y el Estado de Derecho, pero eso no significa nada. Porque no es lo mismo la democracia china, que la española, que la de Alemania Oriental. Aquí lo que está en juego y es atacado es España. Si ni siquiera la han mencionado, ¿hasta qué punto están ustedes dispuestos a defender la idea de España?». La respuesta de un Fernando Savater pillado a contrapié, y enojado, no puedo ser más torpe y perniciosa. Dijo: «A mi la idea de España me la suda, me la suda, me la sopla. Es una idea para semicuras y fanáticos». El revuelo entre el público y las protestas contra Savater no se hicieron esperar, entre ellas las de Insua, que a voz en grito, exclamaba: «mal, muy mal».

Además, Pedro Insua Rodriguez, fue uno de los primeros miembros de la Fundación DENAES para la defensa de la Nación Española, cuando esta nació en 2006, habiendo sido desde entonces uno de sus más estrechos colaboradores, y habiendo contribuido en grado sumo como principal redactor del libro publicado por DENAES con el título de En defensa de España. Razones para el patriotismo español. Porque ciertamente son razones, poderosas razones lo que España necesita para ser defendida, y este joven filosofo y gran conocedor de la Historia de España dispone de ellas como pocos.

Pero quizá una de las principales virtudes de Pedro Insua sea la valentía, de la que también he sido testigo privilegiado. Recientemente la Diputación Foral de Guipúzcoa y el ayuntamiento de Villafranca de Ordicia conmemoraban el quinto centenario de Andrés de Urdaneta, pero lo hacían a su manera, obviando el contexto geopolítico e imperial de su figura. Pedro Insua, muy atento a este tipo de falsificaciones, y estudioso de Urdaneta y de su época, enseguida bramó con un atronador artículo titulado «Urdaneta 500, zulo del nacionalismo secesionista», pero no contento con ello, ni corto ni perezoso, envió una ponencia a los organizadores sobre las intenciones reales de Urdaneta de utilizar las Filipinas como escala hacia China. Les debió pillar desprevenidos porque le invitaron a exponerla en el congreso que conmemoraba la efeméride en la villa guipuzcoana, hasta donde le acompañé.

Una vez allí, en el hostil ayuntamiento de Ordicia, y tras escuchar una serie de peregrinos argumentos sobre el gran Urdaneta, como que pensaba en vasco, Pedro Insua subió a la tribuna y enérgicamente comenzó diciendo: «Aquí se ha querido explicar la figura de Urdaneta desde consideraciones étnico-linguisticas y esto es una falacia. A Urdaneta solo se le comprende desde la geopolítica de su época y por lo tanto, tomando en consideración lo que fue y significó el Imperio Español. Y lo digo así, como suena. Imperio Español». Y así puso la pica en ese Flandes nacionalista el aguerrido Insua.

Poco más se puede añadir a unas acciones que dibujan nítidamente una personalidad, excepto el orgullo como español de contar con compatriotas como Pedro, y la satisfacción personal de hallarme entre sus amigos.

Publicado en Alba el 25 de Marzo de 2011.

1 comentario:

  1. No había oído hablar de él hasta ahora. Una suerte que todavía quede gente así.

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