viernes, 6 de mayo de 2011

Juan Pablo II, un español más


¿Y cómo explicar que en esta sección dedicada a glosar la figura de insignes patriotas españoles elijamos esta vez a un polaco para homenajear sus virtudes patrióticas? Muchas son las razones que iremos dando, pero basten a modo de introducción dos ideas esenciales. En primer lugar, la universalidad de la Iglesia Católica y de su mensaje de salvación y de amor entre todos los hombres, y en segundo lugar la idea de la hispanidad, nacida de cabezas españolas y católicas, y universal a su vez. Tal obra española fue el mayor mensaje de hermanamiento universal que una patria lanzó jamás por todo el orbe, con errores sí, pero pocos al lado del gigantesco éxito que representó y representa la hispanidad, la expansión de la lengua y la cultura españolas y el mestizaje racial que España ha aportado a medio mundo en los últimos cinco siglos. ¿Cómo ibamos los hijos de España y de la Hispanidad a tener remilgos ante la figura de Su Santidad Juan Pablo II, un polaco universal, que además amaba profundamente a España?

Tan consciente era el Papa de esa magna construcción española que no dudó en recordárnosla en forma de consejo a los españoles en su visita del año 2003 afirmando que: “el lugar evoca, pues, la vocación de los católicos españoles a ser constructores de Europa y solidarios con el resto del mundo. España evangelizada, España evangelizadora, ése es el camino. No descuidéis nunca esa misión que hizo noble a vuestro País en el pasado y es el reto intrépido para el futuro” ¿Cómo no dar carta de español ejemplar a un hombre polaco que reivindica la hispanidad y la acción de España en el Nuevo Mundo combatiendo con tanta claridad la leyenda negra sobre las conquistas españolas? ¿Cómo no considerar compatriota a un hombre polaco que al referirse al pasado español habla de nobleza y no de villanía? ¿ Cómo no hacerlo además si ese hombre –camino de la Santidad- fue nada menos que el Papa de la Iglesia de Roma, motor y razón del impulso español durante siglos? ¿Cómo no ser agradecidos con alguien que amaba a nuestra Patria con tanta pasión y sinceridad?

Algo que solo podía hacer alguien que amaba a la suya, a Polonia, y a sus padres, como hacen las mentes sanas. Juan Pablo II realizaba en sus escritos explicita referencia al “concepto de patria y su relación con la paternidad y la generación”, lo cual a su juicio explicaba con hondura y claridad “el valor moral del patriotismo”. Hasta tal punto era así que si al anterior Pontífice de Roma se le” pregunta por el lugar del patriotismo en el Decálogo, la respuesta era inequívoca: es parte del cuarto mandamiento, que nos exige honrar al padre y a la madre”. Para Juan Pablo II “el patriotismo conlleva precisamente este tipo de actitud interior, desde el momento en que la patria es verdaderamente una madre para cada uno”.

¡Cuánto bien nos hacen a los españoles estas palabras sabias y sencillas! Hoy, tan divididos cómo estamos, abrazando falsas patrias o alejados del sano concepto de la patria como si de algo anticuando y represor se tratase, los españoles nos encontramos vacíos, y hambrientos de un maná que bien podrían ser las palabras de Su Santidad Juan Pablo II.

En estos días de justa beatificación de este hombre bueno que amaba al Hombre, de este polaco que amaba a Polonia, de este Pontífice que nos enseñó a querernos un poco más a nosotros mismos y a nuestro pasado, que nos enseñó a amar a España; sirvan estas modestísimas líneas como gesto de gratitud y de esperanza en que la semilla sembrada germine en el corazón y en la cabeza de todos los españoles.

“Hasta siempre España, hasta siempre tierra de María”. Ésas fueron las últimas palabras que el Papa pronunció en su final visita España antes de que la muerte le llevara. La muerte, que no es el final. Por eso, hoy, podemos decirle con gratitud “hasta siempre” a quien, sin duda, fue un español más.

Publicado en Alba el 6 de Mayo de 2011.

3 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo. Juan Pablo El Grande marcó nuestra época, como dice Ricardo de la Cierva en uno de sus libros. Cuando en el futuro se hable de nuestra época se hablará de ella con la referencia indispensable a este pontífice excepcional. Amaba a España y a nuestro idioma. Dicen que aprendió a hablar español para poder leer a San Juan de la Cruz en su lengua.

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  2. Añadiría que el Patriotismo de JPII no era excluyente. Era evidente su amor por su Patria, Polonia, pero ello no mermaba su amor por el ser humano con independiencia de su cuna. No se parece en nada al "patriotismo-nazionalista" que "pasta" en determinadas regiones de España y que se fundamenta en la manipulación y el odio.
    Mi Patria es España, mi "matria" es Canarias.
    Pido al Beato Karol Wojtyla que nos proteja de la ceguera de los propios y que les haga ver que España es una suma y no una resta.

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  3. Este comentario publicado el 11.05.11 a las 12:21 lo ha puesto Domingo Pérez Estévez (domingopereze@yahoo.com). Por error utilicé el blog del PP del municipio de El Rosario en Tenerife a cuyo comité local pertenecía, pero del que me he desvinculado temporalmente. Por tanto aclaro que lo escrito es solo mi opinión personal.

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