El nuestro es un país de etiquetas, de clichés, de viejas facturas que se desempolvan para cobrarse después de décadas. Hay personas en España a las que se les pasa factura de manera desmesurada y permanente por episodios de su pasado. Cuando eso ocurre, cuando alguien agita al aire una de esas facturas maliciosas, con ganas de cobrársela o de perjudicar al supuesto deudor, lo primero que pienso es que a esa persona se la quiere atacar por algo que hace en el presente pero no se encuentran argumentos, y se ha de rebuscar en su pasado. Miguel Bernard, líder del Sindicato de Funcionarios Manos Limpias es una de esas personas.
Hoy , cerca de la edad de la jubilación, lucha contra la corrupción, venga de donde venga, y por el cumplimiento de la legalidad, sea la que sea. Su lucha en los tribunales ha hecho mella en gente poderosa, que ha tenido que rebuscar en su pasado. ¡Ultraderechista!, ¡Ultraderechista!, ha sido el mantra con el que cualquier cosa que este hombre haya hecho, haga hoy, o haga mañana, será denostada. A mí me importa un bledo el pasado de Miguel Bernard, que además ni ha robado ni matado a nadie, como me importan un bledo el pasado en ETA hace cuatro décadas de Jon Juaristi y de Mikel Azurmendi, o el pasado «marxista» de Gustavo Bueno. Todos ellos hoy son o patronos o amigos de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, que yo presido, y no les preguntamos de dónde vienen sino a dónde van.
Es curioso que en España, atacada durante años por el terror separatista de ultraizquierda, olvidemos inmediatamente el pasado ultraizquierdista o ultranacionalista de muchas personas. Me parece bien, por cierto. E incluso que haya quienes quieran hacer pasar a los terroristas del presente por hombres de paz o a los nacionalistas supuestamente moderados por socios de gobierno. Me parece muy mal, por cierto. Y sin embargo, no admitamos como ciudadanos de pleno derecho a personas con un supuesto pasado ultraderechista, falangista o similar. Esa doble vara de medir me parece de lo más injusta y no seré yo quien contribuya lo más mínimo a que la vara en cuestión actúe dando palos a gente decente y patriota con total impunidad.
Porque Miguel Bernard es precisamente un luchador incansable contra la impunidad, contra la corrupción; económica o de la legalidad, y para ello el Sindicato de Funcionarios Manos Limpias acude precisamente a la legalidad constitucional española, como una muestra de respeto a nuestro sistema. Con ese objetivo, no ha dudado en arremeter contra cualquier partido político, o contra cualquier responsable público que haya metido las manos en la masa. Desde el destape inicial de la red gürtel, hasta la defensa de la colocación de la enseña nacional en todas las instituciones, pasando por la corrupción en Andalucía, o la prevaricación de seis miembros del Tribunal Constitucional para legalizar a Bildu, o la acusación contra Juan María Atutxa cuando desde el Parlamento Vasco desobedeció a los tribunales.
La hoja de servicios de Miguel Bernard a la Nación Española es intachable. Que sea atacado y vituperado con cualquier argumento es una prueba más de su acierto; que continúe en la lucha lo es de su valentía y de su generosidad patriótica. Cuando me llamó hace unos días para interponer una querella criminal por presunta prevaricación contra los seis señores del Tribunal Constitucional que legalizaron a la ETA invadiendo la jurisdicción ordinaria del Tribunal Supremo y contradiciendo la propia doctrina del Tribunal Constitucional, no lo dudé ni lo dudamos en la Fundación DENAES. Me resbalan las etiquetas que le cuelguen a Bernad, y tenemos claro que nuestro barco es el suyo, y el suyo es en nuestro. Se trata de España, y aquí sólo sobran los terroristas, los separatistas que quieren destruir la convivencia nacional y los corruptos; roben éstos a manos llenas o, simplemente, violenten la legalidad a su antojo.
Insisto, Miguel Bernard, es un patriota español intachable, un hombre que respeta la ley, y cuya amabilidad, sentido común, y carencia de ambiciones personales, es un filón para el movimiento civil español. Miguel Bernard es un muchacho excelente.
Publicado en Alba el 3 de Junio de 2011.
Completamente de acuerdo. Manos Limpias ha hecho un servicio extraordinario a la sociedad española.
ResponderEliminarComo siempre;cada vez que alguien sobresale en el terreno político-social, los partidos políticos y sus medios afines (especialmente la izquierda) intentan destruirle. Esto en la historia de la democracia ha pasado un amplio número de veces. Le meterían en la cárcel si pudieran. Y... es que enfrentarse al poder tiene eso, riesgo.
ResponderEliminarPor eso, son pocos los que se atreven.