Las guerras y los grandes cambios sociales han sido prolíficos en hombres buenos, valerosos, heroicos y decisivos; muchos de los cuales ha entrado en la historia por la puerta grande, con nombre y apellidos, ocupando páginas y páginas en los libros. Pero hay héroes anónimos, personas imprescindibles, destacadas y determinantes de las que nada sabemos, o tan sólo alguna de sus acciones individuales o colectivas, pero no su identidad. No en vano, muchos son los países que cuentan con un Monumento al Soldado Desconocido. Esta vez quiero traer aquí la semblanza de un hombre casi anónimo, participe de muchos sucesos de nuestra historia reciente, y al que, casi con seguridad, la posteridad conservará en el anonimato de los hombres desconocidos. En un afán de hacerle leve justicia les traigo aquí mi homenaje al patriota desconocido, Luis Arranz.
Este hombre humilde, de raigambre anarquista, castellano del Duero, de tez enrojecida como el vino y manos curtidas por el trabajo rural, anda haciendo la guerra por su cuenta por toda nuestra España, y se va de aquí para allá, bandera de España en mano, respondiendo a la llamada de las injusticias y evocando a su paisano burgalés, El Empecinado, quizá identificado con el origen humilde y rural de tan determinante patriota. Le conocí en las manifestaciones de víctimas del terrorismo hace unos años, y allí me dijo que era de los míos, de la primera hornada, de los que se alistaron en la Fundación DENAES a las primeras de cambio.
Tiempo después supe de él, inesperadamente. Los asesinos de ETA segaron la vida del guardia civil Juan Manuel Piñuel con un traicionero coche bomba colocado frente al cuartel de Benemérita de la antes llamada Villareal de Álava. Fui de los primeros en llegar al cuartel y ver tanta devastación. Al día siguiente se celebró el funeral en la Catedral Nueva de Vitoria en un ambiente de muchísima tensión e indignación. Llegó el momento de la Comunión y un hombre rompió el silencio a voz en grito: “Juan Manuel, has muerto por ser español en una tierra en la que ser español cuesta la vida”. Varios personas se acercaron a reducirle al pensar que se trataba de alguna persona alocada que estropearía la ceremonia en presencia de los Príncipes de Asturias, pero pudo continuar con voz potente: “ Gracias por tu sacrificio. Otros recogeremos tu antorcha”. El aplauso a las palabras del espontáneo fue atronador. Al girarme para ver de quién se trataba, pude ver con sorpresa al Empecinado del Duero, que se había desplazado por sus propios medios hasta allí desde muy lejos para asistir al funeral, y para expresar su patriótico palpitar. Al día siguiente el diario El Mundo elegía su titular principal de portada con las palabras del espontáneo, lo que me hizo reflexionar sobre la trascendencia de las acciones de un ciudadano comprometido. La historia la escriben los decididos.
He tenido la fortuna de conocer más a fondo a ese hombre altruista y entregado que Luis Arranz lleva dentro. Un hombre que regala y derrocha todo su tiempo libre en hacer favores a los demás, entre ellos al PP del Valle de Ayala, para el que hace de interventor en circunstancias muy difíciles en los últimos comicios que se vienen celebrando. Tiempo que también dona sin medida ni mesura a todas las causas defendibles con las que se ha comprometido en estos años, fundamentalmente la unidad de España, la defensa de la libertad, y la justicia para las víctimas del terror.
Pero el bueno de Luis, con el corazón de un León, repleto de idealismo, lleva dentro un reformista, un inconformista, y en la mitad de la vida, se ha entregado de lleno al movimiento 15-M en el que ha tratado de influir sin gran éxito, movimiento por el que se ha partido el pecho. Con toda su bondad y su inocencia inmaculada se acercó a una de las últimas manifestaciones, y se introdujo en la misma con su inseparable bandera nacional. Las imprecaciones que tuvo que oír le decepcionaron un tanto, pero no desalentaron a este hombre cabal, generoso y bueno. Con gente como Luis Arranz, España es un poco más España y, sin duda, un poco mejor.
Publicado en Alba el 1 de Julio de 2011.
Hola Santiago.
ResponderEliminarMuy emotivo para nuestros corazones su artículo sobre este personaje tan desconocido por nosotros los españoles.
Me ha llamado mucho la atención el último párrafo, ya que una situación muy similar viví yo aquí, en Málaga, durante la ocupación de la Plaza de la Constitución (plaza central de la ciudad).
La diferencia es que no pude escuchar ninguno de los insultos de estos perroflautas, solamente pude gozar de sus miradas de violencia primitiva.
¡ Un saludo y gracias por el blog !