lunes, 24 de octubre de 2011

Mi padre; el patriotismo empieza en casa



No se puede ir por ahí de patriota si uno no comienza por ser consecuente en los ámbitos más cercanos; en su familia, en su grupo de amigos y en las organizaciones en las que participa. En todos esos grupos, la generosidad, la buena fe, la búsqueda de la concordia, la práctica del perdón, el hallazgo de algo bueno y útil en cada uno de nosotros, son características esenciales de quien pueda de verdad llamarse patriota con todas las letras, de quien diga que ama a su nación con autenticidad, de quien está dispuesto a dar algo por los demás, de aquellos que tienen una estructura psicológica apta para que en su corazón y en su cabeza anide la virtud patriótica más pura. Yo he conocido ese ejemplo muy de cerca. He tenido incluso la suerte de mamar ese ejemplo, y aun me peleo todos los días conmigo mismo para poder emularlo a la perfección.

El patriotismo es amor y, en ese sentido, su pureza puede hallarse en la conocida Carta de San Pablo a los Corintios, cuando reza que “el amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites”. Por eso creo con franqueza que el patriotismo comienza en casa; allí, en el hogar, ha de ser cultivado; y allí ha de practicarse en una suerte de círculos concéntricos, en la familia de padres e hijos primero, en la familia más extensa después, en los grupos de amigos, en las organizaciones y asociaciones sociales. Y sólo las personas dotadas de una psicología similar a esa son capaces de practicar el patriotismo con autenticidad, y son capaces de amar a su patria de la manera más alta y más sincera. Yo he visto ese ejemplo muy de cerca, y aun hoy me esfuerzo por seguirlo, seguramente de una manera imperfecta.
He podido verle desde muy pequeño entregándolo todo, evitando las disputas familiares, perdonando siempre y, por supuesto, enseñándonos a querer a la familia y a amar a España, pero sin palabrería, sin doctrina, sino como una consecuencia lógica de todas sus acciones y comportamientos. No le ha hecho falta predicar, porque él ha sido el ejemplo. Han sido hechos, y no palabras, los que han acreditado el patriotismo más virtuoso que he conocido.
No en vano, su primera militancia política allá por la transición fue en un pequeño partido, previo a Alianza Popular, que no podía llamarse de otra manera: Unión Nacional Española (UNE). En efecto, la unión en todo ha sido la clave; unión con su esposa e hijos, unión con sus padres y hermanos, unión con sus amigos, unión con sus compañeros de lucha, y unión con sus compatriotas.
Claro que esa unión tiene su cruz. Del mismo modo que no puede haber bien sin la referencia del mal, no puede haber patriotismo sin la referencia de los traidores, y de los renegados. Y ésos, los traidores separatistas, la han tomado con él hace muchos años, intentando acabar con tanta virtud, tratando de asesinarle, pretendiendo amedrentar a su familia, prendiendo fuego a su negocio, pintando los lomos de sus caballos con amenazas. Pero no han podido acabar con su vida, gracias a Dios y a la Guardia Civil, -eso le gusta decir a él-, y no podrán nunca jamás acabar con su ejemplo, porque sus hijos, -y sus jóvenes nietos-, estamos orgullosos de él, de que se haya atrevidoa entregarlo todo implicando a su familia al completo en una causa política noble, pero sobre todo, estamos orgullosos de que siempre haya definido a esa causa política como un instrumento al servicio de España, -al servicio de la Patria común-, y al servicio de la libertad.
No soy el más indicado para decirlo, o quizá soy el más indicado, -no lo sé-, pero van a permitir que les cuente una cosa: mi padre, Santiago Abascal Escuza, es un patriota perfecto, y es el mejor hombre que he conocido.

2 comentarios:

  1. Gran artículo Santiago, tenemos que seguir peleando por la integridad de nuestra Nación, ánimo desde Valladolid!

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  2. Es muy cierto. Es algo a tener en cuenta por todos los que somos padres hoy. Pero está claro que tu padre no es "simplemente" un patriota. Es imposible que sea eso "simplemente".

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